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lunes, 31 de diciembre de 2007
Feliz 2008
Lo mejor para este año que inicia.
Y muchas veces lo mejor es sentirse bien con uno mismo.
Saludos.
Ivo.
viernes, 28 de diciembre de 2007
Ex-Voto
domingo, 23 de diciembre de 2007
420 años de POSADAS
Emilio Fernández
El Universal
Martes 18 de diciembre de 2007
df@eluniversal.com.mx
ACOLMAN, Méx.— Jesús tenía que nacer. María y José pidieron alojo. “En el nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada”, clamó él.
“Aquí no es mesón, sigan adelante, yo no puedo abrir, no sea algún tunante”, le contestaron. “Venimos rendidos desde Nazareth; yo soy carpintero de nombre José”, insistió.
“No me importa el nombre, déjenme dormir, pues ya les he dicho que no voy a abrir”.
Esta vez, María y José no salieron de Nazareth, sino de San Miguel Xometla, una comunidad de Acolman, donde nació la tradición de las posadas hace 420 años.
Y como antes, los residentes intentan que esa costumbre perdure. Cientos de habitantes se reunieron para seguir el periplo de María y José hasta llegar a Belén donde nacería el niño Dios hace 2007 años.
Belén no estaba tan distante ahora. Menos de 500 metros separaban a María y José de donde se alojarían en la primera noche fuera de su hogar.
La parroquia de San Miguel Xometla fue el punto de encuentro. Antes de partir, un Padre Nuestro y un Ave María serían obligatorios. Ya pasaban de las seis de la tarde y los peregrinos se acercaban a los rezos.
“Adiós reina del cielo, madre del salvador. Adiós oh madre mía. Adiós adiós, adiós”, cantaba doña Lucía Flores y todos la seguían.
Llegó la hora de partir pero antes se repartieron las velitas y las copias de las alabanzas.
María y José, dos pequeños del barrio que personificaron a los padres del que sería el Mesías, se encaminaron hasta la colonia La Concepción , donde harían la última parada.
María y José huían del censo de población ordenado por César Augusto.
“Vamos, vamos a Belén” fue la sugerencia.
En la primera parada los ruegos de José no fueron escuchados. Mientras los que acompañaban el trayecto encendieron las velitas y los niños hacían sonar los silbatos.
Los más inquietos prendieron las luces de bengala para alumbrar el camino de los que pedían alojo sin tener éxito.
El párroco de la iglesia de San Miguel Xometla, Juan Antonio Alarcón, clamaba para que recibieran a la pareja que cansada venía de un largo viaje.
“Entren Santos Peregrinos, reciban este rincón, aunque es pobre la morada, la morada, os la doy de corazón”, fue la invitación que esperaron por tanto tiempo.
La parroquia de La Concepción, sería el lugar donde pernoctarían María y José. Ahí el párroco y los cientos de acompañantes rezaron por ellos. “No quiero oro ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata” coreaban los más pequeños. Antes Eduardo Juárez, uno de los organizadores, repartió aguinaldos, cacahuates, colaciones y dulces.
El ponche llegó primero. Los siete pecados capitales tenían que ser erradicados y para eso trajeron las piñatas de picos.
Los pecados se fueron al romperse las piñatas. Misión cumplida, diría después doña Lucía Flores, quien lucha porque la tradición no se extinga. “Nos preocupa que ya no se hagan las posadas como antes, por eso andamos invitando a todos para que canten y participen, eso es lo que queremos”, cuenta.
Primero sus abuelos, luego su padres y ahora ella, inculca a sus hijas y a sus nietas que no se pierda esa costumbre milenaria de efectuar las posadas lo más apegadas a lo que hicieron los monjes agustinos que empezaron esta actividad.
La historia se repitió como sucedió hace 2007 años.
Jesús tenía que nacer.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
Las Posadas
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