La vida en los tiempos de la influenza tipo A/H1N1

En los tiempos de la influenza porcina, o de la influenza A/H1N1, todo pasa normalmente, a pesar de la psicosis colectiva.
He sobrevivido estos días a pesar de no acatar muchas veces todas las recomendaciones. Incluso sobreviví a la reunión con oaxaqueños. Jejeje.
He ido a trabajar como todos los días.
Salgo a comer como todos los días.
Solo cargo mi cubrebocas por todos lados.
Incluso sin querer me metí en el supermercado en el momento de compras de pánico. ¡Vaya vivencia!
¿Quién iba a pensar que ibamos a vivir esta situación?
La ficción salta a la realidad.
Ahora no son las "plantas" que se vengan del hombre, es un ínfimo ser que se apodera del control de una nación, de la economía, de la libertad de movimiento. Este "bicho" que nos está aislando no solo dentro de un territorio conurbado de mas de 20 millones de personas, sino que nos están aislando en toda la extensión territorial de la nación.
Ya nos ven como bichos raros. Mas de 100 millones de "bichos raros" posibles portadores de este microser.
Vuelos suspendidos a México, exportaciones canceladas.
Mientras no se sepa de donde vino este ente, estaremos viviendo con el estigma de que a éste virus también le salen espinas como al nopal.
Medidas sanitarias magnificadas.
Ayer en teoría no podias comer en lugares cerrados, solo llevar comida, pero no en todos lados se respetó la orden. De todos modos los puestos de comidas callejeras que son en su mayoría portadores de otras enfermedades estaban abiertos como cualquier otro día. Y la gente en el sur del país tan acostumbrada a comer de mano y chuparse los dedos, mmm. ¿Higiene?.
Ayer nos dicen que entramos a Fase 4 de alerta sanitaria ¿acaso hay mas? Si. Les siguen las 5 y 6 que son ya una epidemia de características inimaginables.

A vivir en estos tiempos de influenza nos estamos acostumbrando.
Ayer veía a través del ventanal del restaurante a una pareja de jóvenes en pleno "apapacho". Ella se ponía el cubrebocas y el otro se lo quitaba con los labios. Demasiado intensa la experiencia, ya no sabía si por lo que veía o por pensar que sus fluídos bucales podrían llevar algo mas que gérmenes y bacterias que normalmente viven en la boca. Esto me hace pensar que ahora hablar de sexo seguro es también incluír el uso de cubrebocas. Espero que la iglesia no prohiba su uso. Jejeje. Como que besar con ellos es muy aspero ¿no?. EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LA INFLUENZA.

Estornudar, mmm. Ayer oía en la radio a un comentarista deportivo que comentó que dentro de un avión de regreso al DF sintió la necesidad de estornudar. Lo pensó y se contuvo. Ya se veía linchado en pleno vuelo como posible enfermo de gripa.

A mi me da una alergia estacional por la primavera y me dan ganas de estornudar. Me he contenido. Y cuando no me aguanto, hago el "saludo a la bandera" y toso en el ángulo interior de mi codo. Jajaja. Bueno, no siempre.

En la oficina, ayer la consigna era que quien no viniera con cubrebocas no entraba. Y al entrar se debían desinfectar las manos con alcohol en gel. Por lo menos a uno de tantos que vinieron se quedó afuera en la banqueta por no venir "aislado" e inmunizado.

Platicando con mi hermana le comenté que una ventaja de ser una familia "seca" es que no tenemos problemas de besarnos y abrazarnos a cada rato. Nadie queda sentido respondió.
¿Imagínate aquellas familias que apenas entran a casa casi le besan la mano a sus mayores y le piden su bendición? ¡vaya problema familiar!

No hay escuelas, pero los que se quedan en casa están aburridos. No hay a donde ir. Se aconseja no salir a la calle. No hay cines, ni teatros, ni museos. E ir de visita con los parientes, de seguro muchos dicen que mejor de "lejesito".

Además desde hoy los choferes de transporte público y taxistas deberán acatar medidas extremas: Guantes y cubrebocas. Sino al corralón.

Regresando de la comida ayer el sol estaba muy rico, como para ponerte bronceador y tomar un rato su calor. Ya me imagino que quien lo haya hecho, con cubrebocas, no solo le quedaron blancas las nalgas sino también ... la boca.

Saludos desde el día sexto de contingencia.

Ivo Cizaña.

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